Escrito por Karl Vaters. Traducido por Yadira Morales.
La iglesia no existe para darnos una audiencia para nuestras ideas, proyectos o egos. Existe para cumplir los propósitos de Cristo.
La iglesia le pertenece a Jesús.
No es propiedad de su denominación, sus donantes, sus miembros, su personal o su pastor principal.
Jesús dijo que edificaría su iglesia, y que no va a renunciar a esa propiedad para dárnosla a nosotros ni a nuestras ideas.
Como pastor, esta es una lección que necesito recordar constantemente, así que pensé en compartir ese recordatorio contigo también.
Por qué existe la iglesia
La iglesia no existe para darnos una audiencia para nuestras ideas, proyectos o egos. Existe para cumplir los propósitos de Cristo. Nuestro papel es equipar a los miembros de la iglesia para promulgar esos propósitos, tanto dentro como fuera de los muros de la iglesia.
La iglesia existe para dar a conocer a Jesús, no para hacer famosos a los pastores.
Sin embargo, seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Nosotros (tratamos de) tomar el control porque sin nuestra fuerte mano en la rueda (creemos) la iglesia se derrumbará. El presupuesto no se cumplirá. La membresía no crecerá. La visión de diez años no se realizará.
El papel del pastor
Esto sucede en iglesias de todo tipo y tamaño. Desde el carismático pastor fundador de la mega-iglesia interdenominacional y dinámica, hasta el pastor patriarcal a largo plazo de la congregación tradicional de siglos de antigüedad.
Tenemos grandes ideas. Grandes proyectos. Oportunidades emocionantes. Y es tentador utilizar los recursos a nuestra disposición, es decir, las personas, la construcción y las finanzas de la iglesia que pastoreamos, para lograrlos.
Pero no es nuestro trabajo lograr que un grupo de personas esté de acuerdo con nosotros y cumpla nuestra visión. No importa cuán buena sea esa visión.
Como pastor, nuestro llamado es ayudar al cuerpo de la iglesia a que juntos (re) descubramos los propósitos de Dios, luego que participemos en ellos a medida que el Espíritu Santo nos guíe a todos.
Si queremos construir una plataforma, un proyecto o un ministerio basado en nuestras ideas, debemos comenzar un ministerio paraeclesiástico, o un negocio con fines de lucro. No usar un cuerpo de iglesia para llevar eso a cabo.
El enfoque del pastor
El enfoque nunca debe estar en el pastor, sino en Jesús.
• No en la predicación, sino en el equipamiento.
• No en la presentación, sino en el discipulado.
• No en la música, sino en la adoración.
• No en el edificio, sino en la reunión.
• No en la plataforma, sino en las personas.
• No en los asientos llenos (o vacíos), sino en la cruz vacía.
Siempre y solamente.
Este artículo fue publicado originalmente en: Christianity Today
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