Por Howard Culbertson
“El espíritu de Cristo es el espíritu de misiones. Cuanto más nos acercamos a Él, nos volvemos misioneros más intensamente.” –Henry Martyn, misionero en India y Persia.
¿Conoces a alguien que piensa que el involucramiento para respaldar a las misiones mundiales solo es para aquellos que realmente están apasionados por ellas? Yo conozco personas que piensan así.
“Es asunto de ellos,” dicen despectivamente.
Si Henry Martyn estuviera vivo, él estaría en desacuerdo. “No solo es asunto de ellos,” hubiera protestado, “Es un asunto de Cristo y, por consiguiente, debe ser ‘asunto’ de cada seguidor de Cristo.”
Martyn, quien fue misionero en India y Persia a principios del siglo XIX, vio el evangelismo mundial como una pasión central del corazón de Dios. Eso significa, según Martyn, que mientras más nos volvemos como Jesús, más compartiremos la pasión de Cristo por el evangelismo mundial.
Las palabras de Pablo en Filipenses 2:5 nos llaman a “tener la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo” (TLA). Aunque esa exhortación está presente en un pasaje sobre la humildad de Cristo, es pertinente a cualquier otro contexto. Ser como Cristo al punto de pensar como Cristo, incluye abrazar su deseo de que todo el mundo escuche las Buenas Nuevas.
Los pastores algunas veces lamentan que quienes apoyan la misión mundial en su congregación, normalmente sean los miembros ancianos. Si eso es cierto –y algunas veces lo es– puede ser porque aquellas personas mayores, quienes respaldan el evangelismo mundial, han caminado con Cristo muchísimos años. Con el paso del tiempo, mientras se han acercado más a Él, se han vuelto “intensamente misioneros.” Si Jesucristo está apasionado por el evangelismo mundial, no debería ser una sorpresa que nosotros, cuando seamos mayores, creyentes maduros, nos sintamos apasionados por eso también.
Así que, la pasión global en aquellos “santos” mayores, valida las palabras de Henry Martyn: “Cuanto más nos acercamos a Él [Cristo], nos volvemos misioneros con mayor intensidad.” Por otro lado, la declaración de Martyn no limita la pasión misionera a aquellos que han sido creyentes por décadas. Simplemente está declarando algo que, claramente, es un mensaje bíblico: Si nuestros corazones están en sintonía con el corazón de Cristo, nos volveremos más apasionados por proclamar las Buenas Nuevas de que Dios ha venido a través de Cristo para redimir el pecado de los seres humanos.
Este artículo fue publicado originalmente en: nazarene.org
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