Paso Cinco: El Discipulado

A continuación, el paso cinco de la serie “Diez Pasos Prácticos para la Plantación de Nuevas Iglesias,” escrita por el Pbro. Manuel Molina Flores.

Cómo desarrollar las disciplinas de crecimiento

La falta de discipulado en el pasado hacía que los nuevos creyentes se perdieran o aprendieran malos hábitos. Formar los hábitos o disciplinas sobre las que un creyente puede construir una vida cristiana fructífera, es una tarea digna de crédito. El evangelista animará al nuevo creyente a cultivar una relación íntima con Dios a través de las Cinco Disciplinas para el Crecimiento Personal: Oración, Estudio de la Biblia, Adoración, Testimonio y una Vida de Amor Total a Cristo. Se formarán grupos de discipulado (compañeros del camino) que giren alrededor de patrones de discipulado mutuo (relaciones rinde-cuentas) de los creyentes, evitando que se genere dependencia del evangelista.

Actitudes y reacciones que se esperan de parte del grupo:

Inicial: que desde el principio el nuevo contacto tenga hambre de la Palabra de Dios (1 Pedro 2:2) y comience a practicar las disciplinas que producen crecimiento (1 Timoteo 4:7-8), lo cual le equipará para enfrentar sus luchas diarias.

A largo plazo: que el creyente se comprometa a una relación de responsabilidad mutua con otros creyentes (compañeros de camino), que esté centrada alrededor de las disciplinas para el crecimiento personal.

Principios:

Nuestro principal mandamiento es: “Id y Haced Discípulos.”No sólo lograr convertidos. ¡Es crucial e importante que entendamos esta verdad! El desarrollo de los discípulos espirituales fuertes se verá en que sean obedientes en todo lo que Cristo ha mandado (Mateo 28:16-20). Los discípulos sanos son las “piedras vivas” que forman iglesias sanas y crecientes. Tanto el libro de los Hechos como la historia de la Iglesia demuestran que las iglesias serán formadas donde hay verdaderos discípulos de Jesucristo.

Como fundadores de iglesias, nuestra principal meta es guiar a los hombres y mujeres a establecer una relación de maestro y discípulos, entre Cristo y sus creyentes. Centre el discipulado alrededor del desarrollo de las disciplinas, puesto que ¡no existe otra manera de mantener un crecimiento a largo plazo!

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Use métodos de discipulado que alienten el descubrimiento personal de la verdad de Dios, especialmente los materiales que produce nuestra iglesia. Los nuevos creyentes deben aprender a alimentarse ellos mismos de la Palabra de Dios y no crear dependencia del plantador o evangelista; cuando ellos busquen a Dios por medio de su Palabra apuntando a esa meta, regocíjese y felicite cada descubrimiento pequeño o grande que haga el discípulo. Cuando basamos el aprendizaje en la motivación y la disciplina personal, en lugar de basarlo en nuestra capacidad para enseñar y motivar, creamos una especie diferente de discípulo que aprende directamente de la Biblia, cimentado en una relación personal con Dios, y no en la eficacia de un maestro del cual dependa.

Establezca patrones de discipulado mutuo. Una de las mejores maneras de evitar el síndrome de la dependencia, es alentar a los discípulos para que descubran personalmente la verdad bíblica y crear un ambiente que alimente el concepto de la responsabilidad mutua. Este estilo de discipulado coloca sobre los creyentes mismos la responsabilidad de desarrollar las disciplinas para el crecimiento cristiano. El discipulado mutuo:

  • Impide que el fundador de iglesias tome el papel de discipulador principal, evitando la creación del tradicional síndrome de dependencia.
  • Promueve entre los creyentes un alto sentido de pertenencia y responsabilidad personal por el bienestar espiritual de otros.
  • Refuerza la importancia de las disciplinas para el crecimiento cristiano, como los medios de gracia que menciona Wesley (la oración; el estudio de las Escrituras, la Cena del Señor, entre otros). Haciendo que los creyentes aprendan a ser mutuamente responsables por la práctica de los hábitos que producen crecimiento.
  • Prepara el camino para introducir los conceptos de responsabilidad, que son fundamentales para el desarrollo espiritual saludable y preparará el terreno para el desarrollo de líderes locales.

Errores comunes que se deben evitar:

  1. Crear dependencia: creamos dependencia cuando permitimos que los nuevos discípulos sobrevivan sostenidos por sistemas externos de vida. Cuando un recién nacido no desea la leche, sabemos que algo anda muy mal. Cuando un creyente no demuestra ningún deseo de alimentarse por sí mismo mediante la lectura y la oración, su condición es crítica, y debemos aprender a tratarla como tal. No le ayudaremos si seguimos enseñándole con la esperanza de que algún día decida comenzar a alimentarse por sí mismo. Esto solamente crea malos hábitos que son muy difíciles de romper.
  2. Comunicar que, en cierta manera, la vida cristiana es más fácil para el creyente maduro.¡Esta idea lo único que hace es desanimar a los cristianos jóvenes! Debemos ser transparentes, tanto con nuestras victorias como con nuestras luchas espirituales, trabajando con base en la responsabilidad mutua, establecemos normas de humildad y transparencia que anima a los creyentes jóvenes, y establecemos normas más realistas para el liderazgo futuro.
  3. Medir el ‘éxito’ en términos de asistencia.Debido a que los fundadores de las iglesias con frecuencia se sienten presionados para lograr resultados visibles, es posible caer en la trampa de confundir la participación en actividades con las respuestas espirituales auténticas, aprenda a medir el éxito en función de las disciplinas para el crecimiento personal y el nivel de compromiso con Cristo y la iglesia.

***En la próxima entrada podrás encontrar el paso seis.

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