Paso Cuatro: El Proceso del Evangelismo

A continuación, el paso cuatro de la serie “Diez Pasos Prácticos para la Plantación de Nuevas Iglesias,” escrita por el Pbro. Manuel Molina Flores.

En este paso hablaremos sobre cómo presentar al Jesús de la Biblia. No importa cuál es la herramienta evangelística que utilicemos para presentar a Cristo, lo importante es recordar que nuestra meta es llevar a las personas a una relación personal con Dios a través de Jesús, nuestro único Salvador (Hechos 4:12) y guiándoles al arrepentimiento y la fe en Él (Hechos 20:21). El evangelista guiará a los contactos a través una serie de reuniones, pláticas o estudios bíblicos, que les permitan comprender quién es Jesús y cómo creer en Él.

Principios:

  • El evangelismo es un proceso:

Se trata de guiar a la persona no creyente para que establezca una relación personal con Dios por medio de Jesucristo. Las personas no creyentes carecen de una información adecuada, o tienen conceptos erróneos acerca de Dios, el hombre, el pecado y Jesucristo, y deben ser puestos bajo la influencia de la revelación bíblica relacionada con estas doctrinas. Con frecuencia, hay que llevarles a través de un proceso de redefinición de sus conceptos acerca de Dios, el hombre, el pecado, la gracia, etc., conforme a la verdad bíblica, ¡nunca dé por sentado que los demás comparten lo que usted cree en cuanto a esos términos!

  • La regeneración es un acto, el nuevo nacimiento:

Si bien el evangelismo es un proceso, la regeneración es un acto instantáneo, y es Dios quien opera el cambio (2 Corintios 5:17), tenemos que ser muy sensibles en cuanto al proceso de evangelismo, pero sin desconocer el hecho de que hay un momento de decisión en el cual nos arrepentimos y creemos (Hechos 2:37-41; 4:4; 16:30-35).

  • El bautismo:

El testimonio externo y visible de la decisión por Cristo es el bautismo en agua. Para ser coherentes con los patrones bíblicos, el proceso de evangelismo debe culminar en la decisión de confesar a Jesús y poner la fe en Él (Romanos 10:8-13), decisión de la que se da testimonio con el bautismo en agua (Mateo 28:19-20), que es una identificación pública con el Dios trino y la iglesia como cuerpo de Cristo.

La meta del evangelismo es conducir a los hombres y las mujeres en el proceso de establecer una comunión personal con Dios mediante Jesucristo. No es meramente alcanzar un acuerdo sobre verdades teológicas. Es llegar a conocer una Persona: Jesús (Juan 4:10, Hechos 4:12). Las clases de discipulado deben comenzar inmediatamente después de la conversión; estas lecciones ayudarán al creyente a conocer mejor a Jesús, y el discipulado como relación debe seguir hasta que lleguemos al cielo.

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Use la Biblia de una manera tal que los nuevos creyentes se convenzan de que sí están dispuestos a buscar a Dios en la Palabra. Él les hablará por medio de ella. Evite dar cualquier respuesta que pueden encontrar por sí mismos. Ore con ellos de una manera simple y directa, demostrando que sabe que Dios responderá definida y visiblemente. Recuerde que usted está guiándoles en una relación personal con Dios, quien desea revelarse a ellos, estableciendo una relación íntima, y teniendo comunión con ellos por toda la eternidad.

***Espera el paso cinco en la próxima entrada.

 

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