Comencemos la Cuaresma y Entendamos Mejor el Miércoles de Ceniza

Por: Rvdo. Dr. Julio R. Vargas Vidal

Litúrgica, cristiana y eclesiásticamente hablando, los meses de entre febrero y marzo son bastante agitados y bien ocupados. Nuestra Iglesia es heredera de una tradición dada a ella por una iglesia de la cual se distanció un poco – la Iglesia Anglicana. Ésta, a su vez, es descendiente directa del catolicismo. Finalmente, la Iglesia Católica Romana es heredera de la iglesia primitiva, la cual obtenía muchas de sus características del judaísmo.

Cada año comenzamos la época de Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. Esto puede ocurrir en febrero o en marzo. El nombre dies cinerum (día de las cenizas) se encuentra ya desde el siglo 8 en los sacramentarios gregorianos. Este día, de acuerdo con una costumbre muy antigua, se le exhorta a los fieles a ir al altar, antes del comienzo del culto, donde el sacerdote, sumergiendo su dedo en cenizas, marcará sus frentes con la señal de la cruz, diciendo: “Recuerda que eres polvo, y al polvo volverás”, una afirmación bíblica.

Como pueblo cristiano vayamos a la Biblia. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, podemos ver que las personas que se arrepentían de sus pecados, o entraban en un período de duelo, se echaban cenizas y vestían sus cuerpos con tela de saco. La práctica fue acuñada por la iglesia para comenzar de esa forma penitencial la Cuaresma, significando que debían arrepentirse de sus pecados durante toda la Cuaresma.

La Cuaresma dura 40 días, comenzando con Miércoles de Ceniza y terminando con Jueves Santo. ¿Por qué cuarenta días? Al determinar el periodo de la cuaresma se usaron los ejemplos de Moisés, Elías y Cristo. Además, influyó el hecho de que Cristo estuvo 40 horas en la tumba, sin mencionar las otras referencias bíblicas al número 40, a saber: 40 días del diluvio, 40 años que el pueblo judío anduvo por el desierto, entre otras. Mientras Pentecostés se caracterizó por 50 días en los cuales el pueblo cristiano estaba gozoso y oraba de pie, la Quadragesima (el término en latín para cuaresma) se observaba con ayuno.

Durante este tiempo hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos e hijas de Dios. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual, de preparación al misterio pascual. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nuestras vidas para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

No hay dudas que la costumbre de distribuir cenizas a los creyentes salió de una imitación devota de la práctica observada en el caso de los penitentes públicos. Ya se sabe que la práctica era observada por cleros y creyentes para el 1091.

Miércoles de Ceniza enfatiza un encuentro doble: nos enfrentamos a nuestra mortalidad y confesamos nuestros pecados delante de Dios dentro de la comunidad de fe. El contenido y la forma de este servicio debe enfocarse en los temas duales del pecado y de la muerte a la luz del amor redentor de Dios en Jesucristo.

Sugerencias para el desarrollo del culto:

  1. Temprano en la mañana, antes de ir a trabajar o a la escuela.
  2. Al mediodía, quizás observando un ayuno que culmine con un almuerzo.
  3. Temprano en la tarde.

Ambiente, colores y texturas

El ambiente visual debe ser solemne y escueto. Mientras que el púrpura es el color tradicional de la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza usamos gris, recordándonos las cenizas. También son apropiados los colores oscuros con tonos tierra al igual que tonalidades sombrías. Podemos usar texturas ásperas y gruesas, tales como tela de saco, para sugerir el día y la temporada que está por comenzar.

La teología de las cenizas

El uso de cenizas como signo de mortalidad y arrepentimiento tiene una larga historia en la adoración judía y luego la cristiana. La imposición de cenizas puede ser una manera poderosa, no verbal, y experiencial de participar en un llamado al arrepentimiento y a la reconciliación.

Las cenizas como símbolo de sanidad

Las cenizas se hacen quemando las palmas utilizadas el Domingo de Ramos del año anterior. Las cenizas son mezcladas con agua y aceite de unción. Recordemos que las cenizas nos recuerdan nuestra fragilidad humana y nuestra mortalidad. Nuestras vidas son frágiles y fácilmente esparcidas por el viento en cualquier momento. Somos polvo al viento. El aceite simboliza sanidad. Nuestra fragilidad humana (simbolizada por las cenizas) es sanada por medio del aceite.

Alternativas litúrgicas

No todas las iglesias entienden o aceptan la observación del Miércoles de Ceniza. No obstante, aún así pueden observar el día sin la necesidad de la imposición de las cenizas. A continuación, algunas ideas que pueden incorporarse solas o en estaciones distribuidas en el templo.

Se puede sustituir la imposición de las cenizas con la Santa Comunión. Seguidamente antes de la Confesión y el Perdón, se puede invitar a la congregación participar de la Eucaristía.

Por otro lado, se podría tener un recipiente con arena o tierra. Se invita a quienes no quieran la imposición de cenizas a pasar por el mismo y echarse un poco sobre sus manos. Además, se les invita a reflexionar en torno a su fragilidad humana, simbolizada en la fragilidad de la arena o tierra.

Una estación podría tener un recipiente de agua con una vasija. Quienes pasen por esta estación se les puede echar el agua en las manos y recordarles su pacto bautismal.

Finalmente, una estación puede separarse para simplemente orar por las personas que pasen por la misma.

Para llevar a cabo estas ideas es importante que la figura pastoral tenga mucha asistencia de otros pastores, pastoras, ministros y ministras diaconales, y el laicado.

Es una invitación

En la Cuaresma se nos invita a cambiar de vida. La iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo buenas obras. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayuden a parecernos más a Jesucristo, ya que, por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la cruz de Jesús – la cruz que muchos creyentes no quisieran ver en los altares, o en los cuellos de pastores. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

*El Rvdo. Dr. Julio R. Vargas Vidal es Director de Capellanía en la escuela de optometría de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Además, sirve como Pastor Asociado en la Iglesia Metodista de Rio Piedras Heights.

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