No Tiene Manos, o Pies, Sino los Tuyos

Navidad y la temporada navideña, han llegado y se han ido. En este blog, en nuestro podcast y, esperemos, en tu iglesia local, te has enfocado en la Encarnación: Dios con nosotros. ¡Él vino para traer gozo y esperanza! El Dios de todo el universo se ha hecho carne y “llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores.” (Is. 53:4). ¡Estas son buenas noticias!

Sin embargo, mientras nos movemos hacia un nuevo año, la Encarnación no solo nos conforta, sino también nos llama. Nos llama a un compromiso más profundo de nuestra parte. El Dios que se hizo como nosotros nos pide que nos hagamos como aquellos que están a nuestro alrededor, para compartir más efectivamente las buenas noticias. Debemos ser las manos y los pies de Cristo en este mundo.

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¿Ese concepto es incómodo para ti? Una vez escuché a un autor decir que deberíamos quitar esa frase. “No podemos ser las manos y los pies de Cristo para nadie,” él sostuvo. “¡Solo Jesús puede ser Cristo para el mundo y es herético asumir que estamos en su lugar!” Él tiene un buen punto: Solo Jesús puede salvar, y cualquier lenguaje que empiece a aludirnos a hacer cualquier parte de eso, es muy riesgoso.

Pero, creo que la frase es valiosa y tiene un sonido teológico. ¡La manera principal que Dios usa para alcanzar al mundo desesperado es a través de la Iglesia! Somos su extensión. ¡Así como el Padre lo envió, Él nos envía (Jn. 20:21)! De hecho, la idea de ser sus manos y pies no viene de un predicador o escritor moderno intentando inspirarnos creativamente a la misión. ¿Recuerdas 1 Corintios 12:27? “Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo.” Entonces, esto es muy bíblico ¿verdad?

Tal vez la expresión más elocuente de esta realidad fue escrita hace casi 500 años por una monja Carmelita, Santa Teresa de Ávila. Mientras lo lees, sé agradecido porque Dios no solo se hizo hombre por nosotros, pero a nosotros, ¡también se nos ha dado el privilegio de ser su presencia activa en este mundo!

«Cristo no tiene cuerpo, sino el tuyo,

No tiene manos, o pies en la tierra, sino los tuyos,

Tuyos son los ojos con los que ve

La compasión en este mundo,

Tuyos son los pies con los que camina para hacer el bien,

Tuyas son las manos, con el que bendice todo el mundo.

Tuyas son las manos, tuyos son los pies, Tuyos son los ojos, eres tu Su cuerpo.

Cristo no tiene otro cuerpo sino el tuyo,

Sin manos, sin pies en la tierra, sino los tuyos,

Tuyos son los ojos con los que ve

compasión en este mundo.

Cristo no tiene otro cuerpo en la tierra, sino el tuyo.»

–Santa Teresa de Ávila

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