Todo por Gozo

Por Ken Childress

«Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.» Hebreos 12:1-2

Muchos cristianos tienen la percepción de que la misión de rescate de Dios para la raza humana fue una operación renuente. Lo echamos a perder, entonces Él recurrió al plan B, a un precio muy alto, y tuvo que hacer lo que hizo para salvarnos. Su hijo sufrió una terrible agonía para traernos a su Reino. Él murió por simples e indignos pecadores como nosotros, porque tenía que hacerlo.

Pero Él no tenía que hacerlo, no era una tarea. Fue un sacrificio, seguramente, pero no fue renuente. Aunque la noche en Getsemaní fue dolorosa y llena de lágrimas –después de todo, nadie quiere sufrir un dolor indescriptible– la Cruz fue una decisión voluntaria. Jesús no salvó a los pecadores indignos porque estaba obligado a hacerlo. Él lo hizo por el gozo puesto delante de Él.

Piensa en las grandes distancias que un hombre profundamente enamorado recorrería para ganar el corazón de su amada. Cualquier precio que él tuviera que pagar, el tiempo que tuviera que esperar, cualquier obstáculo que hubiera tenido que vencer, no le parecería como un sacrificio. ¿Por qué? Por el valor incalculable de la recompensa. El amor recorre cualquier distancia para sentirse pleno. El costo es irrelevante. Solamente la plenitud del amor importa.

Así es como la Escritura describe la misión de rescate en la que Jesús se embarcó para redimir a la humanidad. Esto fue y todavía es como cuando un novio va en busca de la novia. Ningún costo es tan alto, ningún sacrifico es tan grande, ninguna espera es tan larga. Al final, el gozo valdrá la pena.

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Este es el modelo sobre el que debemos fijar nuestras miradas. A causa de su gran amor, Jesús se convirtió en el autor y consumador de nuestra fe. Así como Él sufrió cada obstáculo e impedimento, por el gozo que estaba puesto delante de Él, también podemos lograrlo. Cuando nos damos cuenta de nuestro lugar de destino, ningún costo parece tan grande. Lo que sea que enfrentemos en la vida hoy, podemos seguir adelante porque la meta vale más que cualquier cosa que alguna vez tendremos que soportar.

Hebreos 12:2, “…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el GOZO puesto delante de él sufrió la cruz.”

Dios nos llamó a correr una carrera, a remontar el vuelo como águilas en el viento de su Espíritu, a vencer los enredos y cargas que conspiren para detenernos. Mis amigos, nuestras cargas no se comparan a nuestro Dios. La fe ve la realidad de esta verdad y nos permite seguir corriendo esta carrera hasta el final.

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