Por: Dr. Stan Toler (1950-2017)
“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
Lucas 19:10
¿Has notado la sutil inversión que ha tenido lugar en nuestro pensamiento en lo relativo a nuestra misión?
Alguna vez enfocamos nuestras energías en la palabra IR, ahora hemos aplicado nuestro pensamiento a estrategias para hacer que los no creyentes VENGAN A NOSOTROS. En los Evangelios, se describe a Dios como el buscador, yendo al mundo en busca de la oveja perdida. Ahora, imaginamos a la persona perdida como el buscador, creyendo que las personas que no son salvas gastan gran parte de su energía preguntándose: «¿A qué iglesia deberé asistir este fin de semana?»
Sin embargo, la Gran Comisión permanece como está escrita. Es un llamado — más que eso, un imperativo — para IR al mundo y hacer discípulos en todas las naciones. Jesucristo vino al mundo para estar entre aquellos a quienes salvaría.
En ese gran acto, Dios se acercó a los que estaban lejos. Entender el corazón de Dios es la clave para movilizarse hacia la misión. Mientras nos imaginemos a Dios esperando lastimeramente que las personas perdidas tropiecen con la verdad, nunca seremos inspirados para ir a todo el mundo. Pero en el momento en que nos demos cuenta de que Dios mismo es el buscador, recorriendo las carreteras y caminos secundarios en busca de «los más pequeños», nos veremos obligados a ir con Él.
Cuando busques comprender el corazón de Dios, amarás como Él ama y harás lo que Él hace. Entonces, cuando alguien pregunte: «¿Conoces personalmente a algún buscador?» puedes responder con entusiasmo: “Sí, estás mirando a uno».
Dios te ve como un seguidor de su verdad y gracia que, por amor y obediencia, busca a los demás.
Mi oración
Señor, sácame de la complacencia y dame la urgencia de hacer Tu trabajo, amén.
Intenta
Enumera 5 personas que estarían abiertas a que les compartas de Cristo; ora todos los días por ellos; da un paso para llegar al primero de tu lista.
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