Cristo Sé el Centro

Por: Scott Armstrong

Lectura Bíblica: 1 Corintios 2:2 RVC

“Más bien, al estar entre ustedes me propuse no saber de ninguna otra cosa,

sino de Jesucristo, y de éste crucificado”.

La iglesia en Corinto era un desastre. Pablo había invertido su tiempo y todos sus esfuerzos en iniciar esa iglesia, y ahora estaban olvidando mucho de lo que él había enseñado. ¡Pleitos, divisiones, inmoralidad, idolatría y más son los temas principales de la carta que el apóstol escribe! Él se dirige con franqueza a esos asuntos, pero antes intenta regresarlos al fundamento: Cristo y su sacrificio. Es como si estuviera diciéndoles: “Cristo debería ser el centro de nuestras vidas. Y cuando lo sea, todo lo demás se arreglará.”

¿Debe estar Cristo en el “primer lugar” en nuestras vidas?

Todos lo hemos escuchado en algún sermón o estudio bíblico: Debemos tener a Cristo en el primer lugar de nuestra vida. La idea es que hay muchas cosas importantes que ocupan tiempo (familia, hobbies, estudios, iglesia, etc.), pero que Cristo siempre debe estar arriba en la lista. Suena obvio, ¿no? ¡Sin duda, ninguno de nosotros diría que el Señor debe estar en el segundo, o tercero, o décimo lugar!

El problema es que Dios, aunque no quiere encontrarse en segundo o quinto lugar, tampoco desea estar en el primer lugar. Déjame compartir un ejemplo.

¿Qué tal si yo le digo a mi esposa que, entre otras mujeres, ella está en el primer lugar de mi vida? Que de hecho, voy a pasar 29 días de cada mes con ella porque vale mucho para mí, pero le dedicaré un día al final de cada mes a otra mujer. Nada más es el 1/30 parte de mi tiempo y corazón que le daré a la otra dama. Mi esposa estará contenta, ¿verdad? ¡Claro que no! Cuando pasé al altar el día de nuestra boda y declaré los votos ante Dios y muchos testigos,

eso fue un pacto entre nosotros. Emily iba a dedicarse completamente a un solo hombre, y yo iba a comprometerme 100% a una sola mujer. No nos casamos porque queríamos estar en el “primer lugar” entre muchas otras prioridades y opciones conyugales. ¡Nos casamos para decirle a todo el mundo que solamente ella (o solamente él) era y seguiría siendo el amor de nuestra vida!

Mejor una rueda y no una lista.

La metáfora que nos podrá ayudar más no es la de una lista de prioridades, sino la de una rueda. La rueda de una bicicleta, por ejemplo, tiene un centro (“hub” en inglés) que es otro círculo. Saliendo del centro hay muchos radios que se extiendan hasta el borde de la rueda y el hule de la llanta. El centro sirve como base para que todos los radios giren alrededor. Si el círculo del centro no rota, tampoco los radios.

Un verdadero cristiano no desperdicia su tiempo. Todo lo que hacemos debería tener importancia; aun los hobbies y el descanso pueden y deben ser ofrecidos a Dios como adoración en nuestras vidas. Así que, ¡todos los radios de nuestra rueda son buenos! Cuando priorizamos en una lista toda nuestra vida, de alguna manera puede ayudar, pero de otra manera no. ¿Poner a la  familia más alto en la lista significaría que servir en la iglesia (algo que a veces me quita tiempo con la familia) no vale? Para nada.  ¿Decir que mis estudios son más importantes que mi trabajo significa que, en un día muy atareado, puedo escoger no llegar a la oficina para poder completar una tarea? ¡No te lo recomiendo!

Cuando Cristo es el centro de nuestra vida, todos los aspectos de nuestra existencia se alumbran en la luz de Su voluntad. Él nos ayuda a manejar el tiempo y dedicarnos a cada área con excelencia. Como Pablo, no pongas a Cristo en “el primer lugar.”

Entrégale tu vida por completo para que Él sea el centro de todo lo que eres y haces.

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