Por: Lemuel Sandoval
“Denme cien predicadores que no teman más que al pecado y que no deseen más que a Dios, no me importa si son clérigos o laicos; ellos solos sacudirán las puertas del infierno y establecerán el reino de los cielos sobre la tierra.”[1] Cualquiera podría imaginar que Juan Wesley escribió estas icónicas palabras siendo aún joven e iniciando apenas su ministerio. Te sorprenderá saber que en realidad las escribió a sus 74 años. Y te asombrará aún más saber que a esa edad Wesley todavía tenía las fuerzas y el ánimo de viajar largas distancias para visitar a los enfermos y a los pobres y seguir predicando el evangelio.[2]
¿Cómo mantenía Juan Wesley su ánimo y disposición para seguir realizando la obra del evangelio, aún a pesar de su avanzada edad? Sin duda alguna la respuesta la encontramos en las prácticas devocionales que realizaba en su búsqueda de la santificación. Una de ellas es una oración que Wesley adaptó de la tradición puritana. Esta oración era parte de un servicio especial que Juan Wesley llevaba a cabo cada año nuevo. Para él, era importante que las y los creyentes renovaran sus compromisos con Dios y recordaran su bautismo. Las palabras de la oración nos invitan a dedicar nuestras vidas a seguir a Cristo y a representarlo ante el mundo que ama:[3]
“No me pertenezco, soy tuyo.
Ponme donde quieras, asóciame con quien quieras
Ponme a trabajar, ponme a sufrir
Sea yo empleado por ti, o desplazado por ti, exaltado por ti o rebajado por ti.
Haz que yo esté lleno, haz que esté vacío,
Haz que tenga todo, haz que no tenga nada.
Voluntariamente y de corazón cedo todas las cosas a Tu placer y disponibilidad.
Y ahora, glorioso y bendito Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Tú eres mío y yo soy Tuyo.
Así sea.
Y que este pacto que yo he hecho aquí en la tierra sea ratificado en los cielos.
Amén.”
Seguramente renovar su pacto y compromiso con Dios llevó a Wesley y a sus seguidores a esforzarse por cumplir la misión del evangelio. Juan Wesley recorrió a caballo todo el territorio de Inglaterra varias veces llevando el mensaje de Cristo especialmente a los pobres. Durante sus viajes, escribió cientos de documentos, entre gramáticas, cartas, sermones, comentarios y libros pedagógicos. Su objetivo era fomentar la lectura entre la población. Wesley abogaba por la abolición de la esclavitud y ejerció una importante influencia para lograr la prohibición del tráfico de esclavos. También luchó para que los obreros tuvieran salarios dignos y trabajos honrados. Fue un importante promotor de la abstinencia de alcohol y de la vida modesta. Denunció las crueldades del sistema penitenciario. Fue pionero en la ordenación de mujeres al ministerio. Especialmente, predicó con sus palabras y vida la entera santificación. Su legado persiste hasta nuestros días a través de iglesias y organizaciones que siguen sus enseñanzas y estilo de vida.[4]
¿Recuerdas la frase de Wesley? Esos predicadores “que no deseen más que a Dios” son quienes pueden orar con sinceridad “no me pertenezco, soy tuyo. Pónme donde quieras.”
[1] http://wesley.nnu.edu/john-wesley/the-letters-of-john-wesley/wesleys-letters-1777
[2] Lelievre, Mateo. Juan Wesley, su vida y su obra (2002)
[3] https://www.umcdiscipleship.org/blog/the-wesley-covenant-prayer-and-the-baptismal-covenant
https://www.firstsebring.org/wesley
[4] JOHN WESLEY: Escritor, teólogo, pastor y fundador del metodismo | BITE, recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=36az8KoxSZs&t=54s
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