Entrevista por: Drew Dyck / Trad. por: Yadira Morales
Esta es la última parte de la entrevista de las entradas anteriores.
Muchas veces los nuevos creyentes son indecisos al orar. ¿Cómo podemos conseguir que los nuevos creyentes empiecen a orar?
Bien, ése realmente es el público objetivo de este libro, Antes del Amén. Es para las personas que luchan por orar, porque pienso que las personas tienen miedo de cometer errores en la oración, que ellos no tendrán las palabras correctas para orar, o dirán algo mal. Podemos ayudar a borrar todos esos miedos de las personas. Hacemos un favor maravilloso simplemente recordándoles lo que nuestro Señor Jesús nos enseñó, y ahí es cuando simplemente oras, «Padre en el cielo, bendito sea tu nombre.»
Empezamos hablando con Dios como nuestro padre celestial. Y hay gran poder en recordar que Dios quiere ser conocido como un padre. Y los buenos padres no rechazan a sus hijos. Solo comprender esa simple verdad adelanta a la persona en el camino de entendimiento de la oración.
¿Alguna vez ha orado públicamente y luego ha dicho, “Vaya, esa fue una mala oración”?
Ha habido momentos en los que he orado pública y muy apasionadamente, y después ese día pienso, fui lejos en esa oración, ¿no?
Después de cada sermón invitamos a las personas a avanzar hacia la oración. El fin de semana pasado teníamos muchas personas adelante, y se llenaron los pasillos. Oré una de aquéllas oraciones de tipo de “puño-al-cielo”. Estaba suplicando al Señor, «¡Por favor bendice a estas personas! ¡Sana a estas personas!» Era una oración muy apasionada.
Más tarde ese día me preocupaba que haber ido lejos. Pero luego me verifiqué y dije, no, hay un lugar para esto. Está bien tener oraciones serias, oraciones ardientes, oraciones fervientes. Aquéllas que se oyen bien en el cielo.
Mi papel como uno de los ministros de nuestra iglesia, es ofrecer fervientes oraciones públicas. Mejor parecer exageradamente dramático si tú eres sincero, que venir y parecer hipócrita si estás siendo deshonesto.
A veces me inclino sobre mis rodillas frente a la iglesia. Cuando las personas vienen adelante para la oración, me inclino con ellos, porque a veces no sé qué hacer.
La gente viene a la iglesia con tantos problemas, y esta es una cosa loca que decimos. “Traigan sus problemas a Dios, y Él los ayudará.” Es una cosa grande la que estamos diciendo. Así que tengo que decir, “Dios, tienes que hacer tu parte ahora. Les he dicho que vengan y hablen contigo.”
Publicado originalmente en: http://www.christianitytoday.com/le/2014/fall/leading-in-prayer.html?start=1
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