Jesús Fue Un Refugiado – Parte 2 de 2

Esta es la continuación de la entrada anterior.

Por JT English

En este momento, el mundo está enfrentando la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con el Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas, el número de personas desplazadas está en el número más alto que se haya registrado: 59.5 millones, la mitad son niños. 14.4 millones están desplazados fuera de su frontera estatal. Incluido está el siempre creciente número de refugiados sirios, que ahora ha alcanzado los 9 millones. Desde la superficie, las cuentas son simplemente asombrosas. Muchos están muriendo, ahogándose, sin hogar, temerosos, sin esperanza.

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Desafortunadamente, muchos están respondiendo a la actual catástrofe con un sentimiento que es manejado por el miedo y un deseo de priorizar su auto-protección. No hay duda que la crisis de refugiados, simultánea al aumento del terrorismo global, está generando desafíos sin precedentes para muchos en el Occidente –desafíos que, sin duda, pueden presentar amenazas legítimas para nuestra propia seguridad.

Sin embargo, a pesar de esas amenazas legítimas, los discípulos de Jesús son exhortados a ser como Cristo y a considerar los intereses de otros antes de los suyos (Filipenses 2:3-4). Nosotros simplemente no podemos ser la Iglesia si no estamos dispuestos a amar a nuestros vecinos, buscar la justicia y combatir la opresión. Debemos recordar que seguimos a Aquel que fue un refugiado mucho antes de cargar con una cruz.

En este tiempo de crisis sin precedentes, los cristianos están llamados a responder con compasión sin precedentes. Para aquellos de nosotros que llamamos a Jesucristo “Señor”, debemos recordar que nuestro sumo sacerdote se identifica con la situación del débil, quebrantado y desplazado. Para Jesús, la crisis de refugiados no son solamente estadísticas o números; es el tipo de crisis con la que Él puede identificarse. Los hombres, mujeres y niños que están huyendo, tratando de escapar con sus vidas, tienen un sumo sacerdote que sabe lo que es eso. La Iglesia, el cuerpo global de cristianos, debemos demostrar ser el tipo de personas que adora a Cristo quien una vez fue un refugiado. Si fallamos en seguir el señorío de Cristo en esto, entonces quizá el no es para nada nuestro Señor.

Una de las preguntas más importantes que aparecen en los Evangelios fue hecha por un maestro de la ley. Él le preguntó a Jesús, “¿Quién es mi prójimo?” La respuesta de Jesús es una de las parábolas más conocidas que se ha arraigado a la imaginación social de nuestra cultura –el Buen Samaritano (Lucas 10:25-37). Tal vez haríamos bien en revisarla. Jesús explica que ser un prójimo significa mostrar compasión a aquellos en necesidad. Quizá debemos preguntarnos esto, ¿Quién es nuestro prójimo?” Esto nos ayudará a empezar a cultivar una postura cristiana.

Artículo publicado originalmente en: http://www.thevillagechurch.net/the-village-blog/jesus-was-a-refugee/

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