Por Ramcely Cózar Castro
“Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible…Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos.” 1 Corintios 9:19, 23
“Cuando alguien está consciente de sus bases culturales, estas dejan de ser un obstáculo para la comunicación eficaz.” – Nobleza Asunción-Lande
1 Corintios es una carta dirigida a la iglesia en esa ciudad, escrita por Pablo, quien era conocido como Saulo de Tarso antes de su conversión al cristianismo.
Pablo, a diferencia de los 12 discípulos de Jesús, no conoció a Jesús antes de su crucifixión. Él era una persona culta y religiosa, y pertenecía a la tribu de Benjamín. Pero no creció en Jerusalén sino en una ciudad griega de la provincia Ciliciana: Tarso.
Esto colocó a Pablo en una situación privilegiada, pues recibió su primera educación en esta ciudad, destacada por su academia griega y por el alto nivel cultural de sus habitantes. Después, se trasladó a Jerusalén, a estudiar para rabino. Todo lo anterior colocaba a este Apóstol como un conocedor de la cultura griega, de la cultura religiosa judía y también de la cultura romana.
La frase de la autora Asunción-Lande dice que la consciencia de nuestras bases culturales disminuye las barreras de la comunicación de un individuo y otros individuos de su entorno, más aún de otros entornos.
Pablo es un claro ejemplo de que esta frase es verídica: él fue un gran misionero, y logró llevar el mensaje de Jesús al mundo entonces conocido. El idioma no lo limitó, tampoco las divisiones geográficas, mucho menos las diferencias culturales.
El trabajo de este hombre, profundamente agradecido por lo que el Señor había hecho en su vida, involucró fe y sabiduría de lo alto. Pero también requería echar mano de su bagaje cultural, de sus paradigmas, organizándolos de tal forma que pudiera diferenciar sus conceptos fundamentales de los que no lo eran, y así construir puentes que le permitieran una interconexión con otras culturas.
Todos aquellos que deseamos trabajar en culturas distintas debemos estar conscientes de nuestra forma de vivir, de ver la vida, de entender nuestra propia naturaleza y nuestra relación con el mundo circundante. Y debemos pedirle a Señor, quien es dueño de todo y quien sostiene todo en sus manos, que nos ayude a tener un pensamiento flexible en lo intrascendente y firme en lo que da verdadero sustento a nuestra fe.
*Ramcely Cózar es pastora de la Iglesia del Nazareno La Olímpica en Naucalpan, Ciudad de México.
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