Por: Elba Isabel Duson
Me considero una persona a la que le gusta visitar a los demás y pasar largas horas escuchando las interesantes historias de los abuelos, las ocurrencias de los niños, y una que otra queja de los padres. Mi primer punto de misión inició en el patio de mi casa. Recuerdo que dos veces a la semana se reunían todos los niños del barrio a cantar, saltar, jugar y escuchar historias bíblicas. Aunque no teníamos un nombre especifico, aquello se convirtió en un club infantil o “la iglesita”, como ellos le llamaban; más adelante llegó a ser un punto de predicación. En esos inicios, el líder y yo no teníamos objetivos claros de lo que queríamos hacer, solo pretendíamos convivir con los pequeños del barrio y compartirles el evangelio. Fueron tiempos de mucho aprendizaje y claro, también de mucha diversión con los chicos traviesos.
El movimiento de plantación de iglesias ha ido creciendo porque se ha puesto mucho énfasis en ir a los rincones de las ciudades o a las áreas rurales a donde no llega el evangelio, para predicar de manera estratégica.
El movimiento de plantación de iglesias en casa surgió debido a esa necesidad, y lo maravilloso es que nos brinda objetivos específicos o lineamientos que, al seguirlos, no solo nos darán resultados numéricos, sino que también transformarán la manera en que hacemos iglesia, empezando desde adentro: con la familia.
Nuestro entrenamiento en los meses pasados nos ha presentado 4 objetivos que debemos poner en práctica al momento de iniciar reuniones intencionales en los hogares:
Para cada etapa del proceso de plantar una iglesia de casa, el objetivo es:
- Enseñar. En cada momento es preciso compartir una porción de la Palabra mediante estudios bíblicos, y según se vaya avanzando por el proceso, se compartirán temas o estudios de discipulado (alimento ligero y sólido). Se debe permitir que las familias compartan lo que comprendan del tema y den sus opiniones. Mientras enseñamos, es necesario escuchar.
- Practicar. Las iglesias en casa inician con los miembros de una casa; con el paso del tiempo se irán agregando vecinos y allegados. Es necesario captar nuevas familias para tener estos encuentros en diferentes casas de la comunidad y poder practicar cada enseñanza en grupos pequeños.
- Compartir. Una persona puede compartir 6 aspectos con su grupo, mientras motiva a los asistentes a ser participativos y dinámicos.
- Aplicar. Luego de muchos meses de oración y enseñanza, los participantes o miembros de la iglesia de casa estarán listos para multiplicarse y aplicar todo lo aprendido.
Deuteronomio 6:6-7 “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”.
Cada uno de los objetivos nos ayudarán a encaminar el ministerio, a provocar un avivamiento en las casas que deseamos alcanzar. Es el anhelo de Dios que cada persona grabe en sus corazones su Palabra, la enseñe, practique y alcance a otros.
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