Por: Scott Armstrong
Lectura Bíblica: Hebreos 10:14 NVI
“Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.”
La autoría de la carta a los Hebreos es desconocida y frecuentemente discutida. Algunos eruditos creen que fue escrito por Pablo y otros por Apolos, Bernabé, Priscila u otra persona. Cualquiera que sea el caso, la carta es un tratado magistral sobre la salvación y la santificación. Fue escrito para judíos que conocían el sistema de sacrificios practicado durante siglos, y ahora Jesús se había convertido en EL sacrificio por nuestro pecado una vez y para siempre. De hecho, el capítulo 10 específicamente está lleno de versiones de esa frase («una vez y para siempre»), que muestra que la muerte de Jesús en la cruz fue un evento que dividió la historia. ¡Algo definitivo tuvo lugar allí y tiene ramificaciones eternas para la humanidad y, de hecho, para toda la creación!
Cada Día vs Una Vez y Para Siempre
Imagínate a ti mismo como un judío en los tiempos del Antiguo Testamento. Aunque intentaste servir al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas, a menudo fallaste. Y cada vez que lo hacías, ibas al sacerdote y ofrecías sacrificios. Esta era una realidad regular, constante e inmutable.
Hebreos 10:11 nos da una buena idea de este ciclo interminable -y en última instancia, ineficaz- (énfasis mío): “Todo sacerdote celebra el culto día tras día ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.” Casi palpablemente sentimos el peso de esta realidad sobre el autor y los lectores. ¿Habría alguna vez un escape? Buenas noticias: en la vida y muerte de Jesús, ¡lo hubo! “Pero este sacerdote, después de ofrecer por los pecados un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios… Porque con un solo sacrificio ha hecho perfectos para siempre a los que está santificando.” (Hebreos 10:12, 14; énfasis mío). ¿Puedes sentir cómo se disipa la carga a medida que cambia el lenguaje? En Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, ¡“una y otra vez” se convierte en “una vez y para siempre”! ¡”Día tras día” se vuelve en “por siempre y para siempre”!
Instante y Proceso
Si el escritor de Hebreos está en lo correcto, entonces la cruz no solo nos salvó y nos dio vida eterna. Lo que sucedió en el Calvario hace dos milenios también contiene el poder para lidiar con el problema del pecado en nuestras vidas. En otras palabras, estamos equipados para vivir vidas santas gracias a la muerte y resurrección de Jesús. Cuando confiamos en él para nuestra salvación y santificación, no solo lo invitamos a nuestra vida. ¡Estamos incluidos en él y sellados por el Espíritu Santo (Efesios 1:13)! ¡Su sacrificio produce santidad en nosotros!
Desde que tengo memoria, ha habido un debate sobre cuándo tiene lugar la santidad. Algunos evangelistas y teólogos enfatizan la necesidad de “pasar al altar, dejarlo todo ahí” y ser llenos del Espíritu Santo en un momento. Otros se oponen a esa perspectiva y enseñan que vamos siendo gradualmente más como Cristo a medida que lo seguimos y lo amamos más y más.
Nuestro versículo clave nos dice que no tenemos que elegir uno y rechazar el otro. Ambos son esenciales. ¿Es la santificación un instante? Sí. “Con un solo sacrificio nos hizo perfectos para siempre”. Nuestra tarea es acoger ese don único y dejar que su obra santificadora sea definitiva en nuestra vida. ¡Eso puede suceder ahora! ¡El sacrificio de Cristo es suficiente para hacerte santo hoy!
Sin embargo, la santificación es también un proceso. Cristo ya ha hecho la obra en “aquellos que están siendo santificados”. Es un viaje continuo. Ser lleno del Espíritu Santo no significa que no habrá más llenuras esperándonos en el futuro. Ofrecernos como sacrificio vivo (Romanos 12:1) es una metáfora de la obediencia inequívoca que tiene lugar en un momento sin vuelta atrás: un sacrificio no se levanta del altar. Y, sin embargo, morimos cada día, como dice Pablo (1 Cor. 15:31). Cada día es otra oportunidad de tomar nuestra cruz y seguir a Jesús.
La santidad es a la vez instantánea y un proceso. ¿Has tomado la decisión de una vez por todas de darle todo? Si no, ¡busca su poder santificador hoy! ¡Su sacrificio es efectivo para lidiar con el pecado y santificarte ahora!
Si tomaste esa decisión hace años, ¿será que te has estancado en tu caminar o que tu amor se está enfriando? Todavía hay lugar para más peregrinos en este camino de santificación. Los invito a pertenecer nuevamente a “los que están siendo santificados”.
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