Por: Marta Encarnación
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”
Isaías 6:8
En estos días hemos estado compartiendo historias de personas transformadas durante el proyecto regional “Misión Sin Límites”. No solo las personas de las comunidades donde se desarrolló cada sitio fueron bendecidas al oír la palabra de nuestro Dios, el Señor también les habló a los participantes por medio de dejar la comodidad de sus hogares con un corazón dispuesto para ir y predicar el evangelio a aquellos que no conocían, por amor al Señor.
Recientemente hemos recibido dos testimonios del Distrito Sur Fronterizo, Chiapas, México, donde se llevó a cabo Misión Sin Límites. En los dos sitios de Unión Juárez y Nicolás Bravo se realizó evangelismo con niños, una fogata con los jóvenes y evangelismo casa por casa, entre muchas otras actividades creativas. ¡Qué estos dos testimonios te bendigan y te impulsen a unirte a Dios en su misión que no tiene límites!
No creí tener la oportunidad de ir, por algunos problemas económicos, pero Dios proveyó. En estos cuatro días Dios puso diversas inquietudes en mi corazón por las cuales orar. El primer día tuvimos un convivio con los jóvenes de la localidad, donde pudimos notar la necesidad de ellos. Al siguiente día se realizó un culto juvenil donde cinco jóvenes aceptaron a Dios como su Salvador. En el momento que oraba por ellos, a mi lado se escuchaba una risa burlona, y deduje que no era cosa buena. Comencé a orar en voz alta y al terminar de orar, pude notar a los jóvenes más relajados y felices como si le hubiéramos quitado una carga de su cuerpo.
El tercer día fuimos a predicar casa por casa, y las personas nos escuchaban. Al llegar a una casa, una señora nos gritó que no quería saber nada de Dios. Sin embargo, su esposo dijo: Yo sí quiero escuchar. Se le predicó con el cubo evangelístico y aceptó a Dios como su único salvador. La siguiente casa era de una curandera y dijimos: “En el nombre de Dios vamos.” Nos permitieron entrar y ver la necesidad de ese hogar. Nos escucharon, y en sus rostros se notaba la paz que les habíamos dejado. Fue un gran gozo en mi corazón ver sus rostros felices. Salir a evangelizar fue una gran bendición, ocho personas aceptaron al Señor.
El último día me vestí de payaso y fue una gran bendición ver còmo los niños eran tocados por el Espíritu Santo por medio de la música infantil y el mensaje de salvación. 15 niños fueron alcanzados. Gracias doy a Dios por usarme estos cuatro días.
-Hugo Borrego, Distrito Sur Pacífico, México
Cuando vi la publicidad sentí el deseo de poder participar, pero lo primero que vino a mi mente fue: “tú no puedes porque tienes dos niñas”, así que empecé a orar y en mis oraciones le decía al Señor que yo quería servirle y que él proveyera de una persona para que cuando me fuera difícil asistir a alguna actividad, alguien se ofreciera a cuidarlas.
Comenzamos nuestras actividades el día lunes en Unión Juárez, y lo difícil fue el frío y las subidas del lugar, pero Dios respondió mi oración. Al día siguiente una joven con mucho cariño se ofreció a cuidar a mis hijas. Sin duda alguna Dios es bueno y pude ver su mano poderosa durante esta semana.
Cada vez que hablábamos del amor de Dios a las personas de esta comunidad, lo aceptaban como su único Señor y Salvador. Sin duda alguna no hay barreras para llevar el mensaje de salvación. ¡Tenemos a un Dios sin límites!
Un texto que me bendice en gran manera dice:
“Y Jehová va delante de ti; el estará contigo, no te dejará, ni te desamparará, no temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8).
Así que, querido joven o señorita que estás leyendo esto, no resistas al llamado que Dios está poniendo en tu corazón. No pongas obstáculos. Y si estás pasando por una situación como la mía o alguna otra, solo te pido que confíes. El Señor te proveerá y ayudará. ¡Él hace de lo imposible lo posible!
-Yeimi Paola Pérez Esponda, de la Iglesia del Nazareno del Campito, Distrito Sur Fronterizo.
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