Los eventos globales recientes nos recuerdan otra vez que nuestro mundo continúa divido por muchos asuntos políticos, étnicos, raciales y culturales.
La horrible violencia en lugares como Medio Oriente, Bélgica, Bangladesh, Turquía, y Louisiana, Minnesota, Florida, y Texas, Estados Unidos, proyecta imágenes de odio que ilustran estas divisiones y guían hacia el distanciamiento, el conflicto y el quebranto.
Nuestro llamado a estar en contra del odio y a favor de la paz no ha cambiado, desde que lo publicamos primeramente en la siguiente declaración en 2014:
El profeta Isaías tuvo una visión del pueblo de Dios viajando a través de un desierto difícil. Su camino fue a través de un desierto con valles, montañas, curvas y puntos ásperos. Isaías 40:1 dice, “¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!—dice su Dios—.” El profeta continúa prometiendo la venida de un Mesías que cuidaría de nosotros. Él usa esta poderosa ilustración: “Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho” (Isaías 40:11, NVI).
El Padre envió a su Hijo para vivir entre nosotros y ser Emanuel, “Dios con nosotros.” Él vino a proveer un camino para nuestra salvación y reconciliación con Dios y los seres humanos. Este mensaje del evangelio es para todas las personas y nos hace uno a los pies de la cruz. “Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28, NVI). Esta declaración llama a todos los seguidores de Cristo a venir juntos en amor.
Somos embajadores del evangelio (2ª Corintios 5:20). En nuestro mundo, reflejamos mejor el ejemplo de Cristo y vivimos la visión de Isaías 40:1-11 cuando nosotros:
- Hablamos por aquellos que no pueden hablar por ellos mismos.
- Lloramos con los que lloran.
- Consolamos a las personas donde sea que las encontremos.
- Sentimos el dolor de quienes están heridos.
- Buscamos aliviar el dolor cuando es posible.
- Somos lentos para hablar y rápidos para escuchar las posiciones de los demás.
- Buscamos entender las situaciones de otros.
- Mostramos dignidad y respeto a todos.
- Derribamos muros que nos separan.
- Construimos puentes que conectan.
- Seguimos las pisadas del Príncipe de Paz.
- Extendemos gracia y misericordia a otros, como Dios lo ha hecho con nosotros.
- Oramos por sabiduría y dirección para reflejar mejor el ejemplo de Cristo a otros.
Es nuestra oración de esperanza, que donde sea que estén los nazarenos, defiendan la paz, sanidad y reconciliación.
Padre, gracias por enviar a tu Hijo en nuestro mundo dividido. Concédenos el poder de tu Espíritu Santo para ser agentes de apoyo, consuelo, paz y sanidad. En el poderoso nombre de Jesús, oramos. Amén.
–Junta de Superintendentes Generales, Iglesia del Nazareno.
Artículo publicado originalmente en: http://nazarene.org/article/bgs-calls-peace-healing-reconciliation
Deja una respuesta